Parte de mi historia con el gobierno abusador del PLD

Héctor Rafelín Cuello...

Conocí a la que es hoy mi esposa para el año 2001, unos meses después nos mudamos juntos y empezamos una relación que ya tiene más de once años, en ese tiempo hemos procreado cuatro bellos niños.  Un año después de iniciar la relación afectiva con mi esposa inicié mi lucha por un Barahona mejor.  Esa lucha por nuestro pueblo comenzó con la limpieza de las playas de la periferia de la ciudad de Barahona, lo cual hice con mi dinero y sin ayuda de ninguna autoridad, también denunciábamos en esquinas, calles, oficinas públicas y parques todo lo que estaba mal en nuestra amada Barahona.

La playa Punta Inglesa la limpiamos tan bien que los pescadores y otras personas nos decían que nadie la había limpiado como nosotros en los últimos treinta años.  En el proceso de esa limpieza acumulamos dos pilas de basura de unos diez pies de altura.  Después de haber invertido cientos de miles de pesos para limpiar ésta y otras playas nadie cooperó para recoger la basura acumulada.  Ni Medio Ambiente, ni el Ayuntamiento, ni nadie en Barahona hicieron algo para recoger una basura que era de ellos más que mía.

Un día tuvimos que pegarle fuego a la basura al ver que nadie la quería recoger, cuando el humo arropó el pueblo aparecieron Medio Ambiente, Ayuntamiento, la marina, policía y hasta un par de miembros del ejercito vino para que apagáramos el fuego.  Nos negamos y más de cuarenta personas que estábamos trabajando en la playa nos pusimos frente a la basura ardiendo y dijimos, todos a una, que nos tendrían que matar para apagárla, que de la única manera que permitiríamos que la apaguen era si traían los equipos para llevársela.  Así ocurrió, trajeron una pala mecánica, un volteo y empezaron a recoger la basura.

Al mismo tiempo que librábamos esa lucha también nos dirigíamos al hospital Jaime Mota todos los días, allí nos dedicábamos a orientar a los enfermos y defenderlos de abusos que se cometían contra ellos;  denunciábamos todo lo malo que encontrábamos en el camino y, sin nunca hablar con el director de esa época, él solucionaba los problemas que denunciábamos.  Después de unos meses de lucha en el hospital dejé de asistir al mismo.  Y cual fue mi sorpresa cuando el director del hospital se presentó a mi hogar para pedirme que pasara por su oficina para ponernos de acuerdo.  Me dijo que necesitaba de mi ayuda y que estaba dispuesto a nombrarme inspector del hospital, cosa que rechacé tajantemente diciéndole lo siguiente:  -"Señor director, yo no estoy buscando trabajo y creo que he cumplido con mi deber dándole una mano, además, yo voy donde me mandan.  No se preocupe, usted estará bien".

A todo esto los peledeístas, siendo oposición, me felicitaban donde quiera que me veían, me levantaban los brazos en señal de victoria y me felicitaban por el gran trabajo que yo esta haciendo por Barahona, el país y en contra del gobierno de Hipólito.  ¡Oh sorpresa!  Ganó el presidente Fernández las elecciones en el 2004 y no pasó mucho tiempo cuando por hacer las mismas denuncias que hacía cuando Hipólito me metieron preso, sin violar ninguna ley y de forma abusiva me tuvieron 30 horas secuestrado, digo que me secuestraron porque nunca me acusaron de nada y mi apresamiento no aparece en los récord del tribunal ni en la policía.

Cuando yo critico este gobierno y digo que son unos abusadores y corruptos, en su mayoría, lo hago con conocimiento de causa.  Son unos prepotentes y unos indolentes.  Durante tres años del gobierno de Hipólito hice y dije muchas cosas y nadie me puso un dedo encima.  Los peledeístas hacen todo lo malo que ustedes se puedan imaginar y no hay quien les diga nada, ellos hacen como Pablo Escobar:  "te dan plata o plomo".  He visto como fusilan personas, moralmente, lo han tratado conmigo, por el simple hecho de no estar de acuerdo con sus vagabunderías.

Después de leer este escrito espero entiendan porque digo estas cosas de este gobierno malo, indolente y abusador.  Lo mío no es político, sino personal y un asunto de dignidad.  Me violaron mis derechos, abusaron de mí de una forma vil y canallesca, ahora no esperen que me doblegue.  No les tengo miedo, aunque sé de lo que son capaces.  Sé que tienen poder para cometer cualquier crimen en mi contra, ustedes y los que me conocen saben que no soy ladrón, no uso ni trafico con drogas, no tengo armas de fuego (¿?) y nunca violo las leyes.  De ahí en adelante procedan como estimen conveniente.  Se los dije cuando abusaron de mí:  -"Los hombres como yo solo se callan muertos"-.  ¡He dicho!  

Nota del editor:  escribí este artículo por los pasquines que me han enviado algunos peledeístas por el escrito que publiqué "Lo volvió a vencer el Estado".  Escribo estas cosas no porque soy perredeísta, sino porque lo que diga es la verdad, esto es producto de los abusos que cometen y cometieron conmigo.
¡¡¡LA VERDAD SIN INSULTOS!!!
(HRCV)