Cree crísis económica podría provocar derrota de Danilo Medina
opinion 4:59
Por Jacobo Colón
Por todo lo que la población padeció durante la administración del Ing. Hipólito Mejia, tenemos la seguridad y estamos mas que convencido de que este no representa ningún tipo de peligro en el venidero proceso electoral.
Mucho mas con el descrédito del Partido Revolucionario Dominicano, el cual no sale de una confrontación permanente a pesar de querer presentar cierta unidad ante la opinión publica nacional.
Ni el “guapo” de Gurabo ni el PRD son enemigos de consideración a los cuales hay que temer, ni por los cuales los peledeistas tienen que preocuparse; pero no con eso queremos expresar que Danilo Medina ocupará de manera cómoda el solio presidencial. Otros factores más peligrosos y de difícil vencimiento amenazan con impedir que el político con el proyecto mas acabado, más confiable, el discurso más equilibrado y con la experiencia de cómo guiar a este país hacia un mejor porvenir sucumba en este segundo intento por insertar a nuestro pueblo por senderos de progreso.
Enemigos externos e internos amenazan la Patria de Duarte; Sánchez y Mella queriendo hacer estragos al hombre mejor intencionado y con una preparación para gobernar que no admite la más mínima duda.
Hemos expresado que el candidato indiscutible e inigualable del partido de gobierno tiene un gran enemigo con el cual debe empeñarse a fondo para salir airoso del próximo certamen electoral.
Este terrible enemigo desequilibra los bolsillos de la clase media, aumenta los artículos de primera necesidad, contribuye con la pobreza del pueblo, corroe las cimientes del desarrollo nacional, inquieta a la población, pero sobre todo disminuye el poder adquisitivo de los mas pobres de la nación dominicana.
Danilo Medina debe luchar incansablemente en contra del único enemigo que puede vencerle en este proceso electoral, el petróleo y sus derivados.
Sin contar con el manejo torpe de algunos funcionarios que no saben explicarle a la población el contexto internacional que estamos viviendo y cuyos estragos se tornan cada vez mayores en países dependientes de ese preciado carburante.
El anuncio del gobierno del incremento del 8% a la factura eléctrica, los precios cada vez mas altos de los combustibles y la falta de preparación o dejadez de muchos funcionarios de este gobierno deben llevar a una profunda reflexión a los miembros y dirigentes de este partido.
Hay que ser un gran pedagogo para que el pueblo digiera que los problemas nacionales se enmarcan en una escala alcista a nivel mundial, para que el pueblo comprenda de forma diáfana que los males que nos afectan y que son insoportables no son una responsabilidad exclusiva de los inquilinos del Palacio Nacional.
Y es que no hay discurso que impregne ni que llene su cometido cuando el estomago esta vacío; no hay palabras convincentes ni motivadoras cuando las preocupaciones diarias inquietan el alma por falta de alimentos.
No hay anuncios publicitarios ni grandes expertos en marketing que acrecienten encuestas ni popularidad en medio de la inquietud de un pueblo que se angustia al no ver una salida promisoria a la crisis energética que cada vez se torna de mal en peor.
Por eso creemos que al pueblo hay que hablarle claro; se necesitan interlocutores del partido de gobierno que sepan explicar el porqué de tantas situaciones adversas además de que puedan admitir de forma pública sus errores y ofertar soluciones creíbles.
Funcionarios capaces de demostrar con números en las manos lo que hubiera sido de este país si hubieran sido otros los que nos gobernaran.
Necesitamos con carácter de urgencia que los Ministros de Estado que se han beneficiado durante mas de seis años de la gestión peledeísta salgan a la calle a exponerles a los ciudadanos lo que han hecho en sus respectivas posiciones.
Tenemos el mejor candidato, el más preparado, el mas confiable, el que tiene el mejor Plan, pero esto por sí solo no es suficiente.
Hay que vender una obra de gobierno y por lo tanto se necesita que los vendedores estén en la mejor disposición de hacerlo.