Merengue sin música
opinion 4:28
Un merengue con música se puede bailar, pero un merengue sin música, no. La convención del PLD fue eso!! La convención del PLD fue eso, un merengue sin música. Un merengue sin güira, sin tambora ni acordeón. ¡Un merengue sin mambo! La convención del PLD fue una fiesta privada, casi en familia. Alrededor del diez por ciento de los dos millones y tantos inscritos en el padrón, acudió a las urnas. La gente no se vio en las calles ni en los centros de votación. Las mesas estaban desiertas. No había entusiasmo ni algarabía. Lo que si había era inescrupulosos repartiendo dinero para incitar el voto, como pudo verse en televisión. La “fiesta de la democracia” del PLD fue privada, en estricto entorno familiar, como sucede en los matrimonios cuando la novia ya tiene tres meses de embarazo. La convención del PLD no concito la atención de la ciudadanía ni de los votantes, contrario a lo que sucedió en la elección del candidato del PRD que parecía unas elecciones nacionales donde más de un millón de personas acudió a las urnas. En la convención del PRD que ganó Hipólito Mejía la gente se sintió por todas partes. Se veían los vehículos, las banderas, los afiches, el corre-corre, las discusiones, los encontronazos en defensa del voto de los candidatos. La competencia fue dura. La convención del PRD fue un merengue con música y letra, de la autoría de más de un millón de hombres y mujeres que fueron a votar para demostrar su deseo de volver al poder. Es cierto que en las primarias del partido de gobierno no hubo problemas. Pero tampoco había razones, porque no había competencia. Todo el mundo sabía quién ganaría. El ganador corrió solo. Así lo decidió Leonel Fernández cuando anunció que no intentaría la reelección y cuando impidió que su mujer participara en la contienda, y cuando no se opuso a que sus seguidores en el Comité Político y el Comité Central apoyaran al candidato elegido el pasado domingo. La convención del PLD mostró debilidad, no fortaleza. Probó que las estructuras partidarias están resquebrajadas y corrompidas. Probó que el PLD está en su peor momento de los últimos diez años como lo afirman las encuestas. Pero además –y esto es muy importante- la convención del PLD pone en duda el liderazgo de Danilo Medina que sólo llevó a las urnas el diez por ciento de los inscritos en el padrón de su partido para que votaran por él. Es muy simple: si usted monta una campaña electoral presidencial durante varios años, invierte miles de millones de pesos, va solo a las elecciones internas, y de dos millones 200 mil personas solo acude el 10%, usted ha fracasado, usted no puede ganar las elecciones presidenciales. Más cuando usted representa a un gobierno malo, corrupto, desgastado, cansado y agobiado por la crisis y por sus desaciertos. Ser candidato oficialista no es una ventaja cuando usted no es líder ni cuenta con la estructura partidaria, y cuando usted ha decidido echarse sobre sus hombros la herencia de un presidente y sus lacayos, que, lejos de contribuir a solucionar los problemas nacionales los han agravado. A lo mejor estoy equivocado, pero después de escuchar y ver el merengue sin música que fue la convención del PLD, pienso que Danilo está condenado a perder otra vez la presidencia de la República, que Hipólito Mejía –oh ironía de la vida- otra vez le ganará. ¡La suerte está echada! |